Pediatra de una vieja escuela.

Guillermo Cienfuegos S.

 

Pediatra

 

 

SUEÑO

 

 

Tal como vimos con respecto al llanto es importante revisar primero las características normales del sueño del niño para de esa forma estar más preparados para favorecer el desarrollo adecuado dentro de las expectativas familiares.

 

Características del sueño

 

El ser humano durante el sueño pasa por dos etapas bien definidas:

 

Una etapa de sueño con ondas lentas cerebrales o sueño profundo. Este habitualmente es el que predomina al iniciar un período de sueño nocturno.

 

Existe una segunda etapa en que paradójicamente existe gran actividad cerebral y se caracteriza por movimientos oculares rápidos ( MOR, en inglés REM ).

 

En una noche típica, el sueño comienza con la fase de ondas lentas. Este es interrumpido aproximadamente cada 90 minutos por el sueño MOR que dura entre 5 a 30 minutos por ciclo. Es interesante señalar que a medida que avanza el descanso del sueño los períodos MOR se hacen más largos y que es en ellos cuando se producen los sueños.

 

Es importante tener presente que en la etapa MOR existe respiración irregular y movimientos de extremidades. Finalmente, al completar el descanso será en uno de esos períodos cuando se producirá el despertar.

 

Organización del sueño

 

El recién nacido presenta estas características del sueño en forma inmadura y aún mal organizadas. Habitualmente duerme inicialmente alrededor de 3/4 del día dividido en períodos iguales, tanto de día como de noche.

 

El neonato no diferencia entre el día o la noche. Sus ciclos de sueño/vigilia se organizan en relación a su necesidad de comer.

 

Inicialmente su capacidad de ayuno varía hasta dos a tres horas, máximo cuatro. Es por esto que su sueño se mantendrá por no más de ese tiempo y despertará para alimentarse. De este modo presentará 2 a 4 ciclos de vigilia y alimentación durante la noche.

 

Si, especialmente en sus primeros días de vida, duerme más de cuatro horas se debe despertar para alimentarlo. En el caso de un niño prematuro esto es aún más importante.

 

Es así que lo razonable es esperar despertares nocturnos, al menos en las primeras semanas. Esto tiene el beneficio de favorecer la producción de leche materna, si está alimentado al pecho.

 

Antes de lograr un buen incremento de peso, lo que está asociado a una lactancia materna exitosa, no será conveniente intentar prolongar los períodos de sueño.

 

A los tres meses el sueño comienza a organizarse de modo que dormirá unas 10 horas durante la noche y 5 durante el día.

 

Es muy importante tener presente que en esta etapa la organización del sueño se traduce en ciclos de 3 a 4 horas. En la mitad del ciclo hay un período de 1 a 2 horas de sueño profundo en el que el niño se mueve poco y es difícil de despertar con estímulos. Durante aproximadamente una hora antes y después de ello existe sueño más superficial, a veces con movimientos.

 

Al final de cada ciclo de 4 horas, el infante llega a un estado de duermevela, en el que está casi despierto o lo puede hacer con facilidad. En esos momentos desarrolla su propio patrón de actividad: tal vez se chupe los dedos, gimotee, se balancee o golpee la cama en forma repetitiva. Niños mayores quizá se muevan en la cama, prueben nuevas habilidades como gatear o pararse e incluso hablen solos. Se estima que estos comportamientos tienen el objetivo de liberar la energía que quedó de las actividades del día y ayudar al pequeño a entrar en el próximo ciclo de sueño. Ya la necesidad de alimentarse no es imperiosa.

 

Este conocimiento es clave para evitar trastornos del sueño. Si es el niño el que aprende a manejar estos períodos de semi consciencia, los ciclos de sueño se vuelven estables y se van prolongando con lo que logra dormir 8 e incluso 12 horas seguidas. En cambio, si está en un ambiente que refuerza cada estado de vigilia, por ejemplo, con atenciones o alimentación no logrará prolongar el sueño.

 

Hacia el sexto mes será capaz de dormir toda la noche. No es raro, sin embargo, que niños más irritables o aquellos alimentados al pecho, tarden en llegar a esta etapa.

 

A partir de los 8 a 12 meses puede despertar reclamando la atención de los padres e incluso aquel niño que duerme toda la noche puede pasar por etapas de despertar nocturno, habitualmente en relación a desafíos del desarrollo (Momentos clave del desarrollo). En esos momentos los padres deberán mantener la calma y reforzar las conductas que permitieron mejorar inicialmente el sueño.

 

Por último conviene tener presente que los "problemas del sueño" son generalmente un problema de los padres, no del niño. Conviene revisar nuestras propias ideas a este respecto.

 

Debemos tener claro que el hecho de dejarlo llorar hasta que se agote no sirve para nada, salvo, tal vez, para que se sienta abandonado.

 

Nuestra tarea, si lo que deseamos es lograr que duerma solo, debe ser ayudar al niño a desarrollar un ritual de sueño al irse a la cama y permitirle desarrollar habilidades para poder seguir durmiendo sin ayuda durante la noche.

 

 

COMO ORGANIZAR EL SUEÑO DEL NIÑO

 

Nacimiento a cuatro meses (con certeza que el aporte alimentario, especialmente de leche materna, es adecuado)

 

- Si bien existe controversia en el tema del colecho (dormir con el niño pequeño junto a los padres) la evidencia actual apunta más bien a evitarlo. En caso de considerarlo deberá discutirse con el médico tratante y tener claros pros y contras.

 

- En el día limite la duración del sueño a períodos no mayores de 4 horas

 

- Ponga al bebé en su cuna cuando tenga sueño estando aún despierto

 

- Debe dormir boca arriba sin objetos que puedan obstruir su carita

 

- Intente que el niño se duerma solo (sin alimentarlo o mecerlo)

 

- Permita que el niño se tranquilice por si mismo (por ejemplo si se chupa un dedo o usa chupete de entretención)

 

- Haga que la alimentación de la noche sea breve y "aburrida"

 

- No levante a su bebé cuando escuche ruidos normales durante el sueño

 

 

4 a 6 meses

 

- Deje llorar al niño por algunos minutos en la noche antes de tomarlo. De ese modo tiene la oportunidad de calmarse y dormirse por sí mismo

 

- Gradualmente reduzca la duración y cantidad de alimento nocturno

 

- Evite cualquier estimulación innecesaria cuando deba atenderlo de noche

 

 

6 a 12 meses

 

- Deje que adquiera un objeto de transición, por ejemplo un juguete, una manta o el chupete

 

- Deje la puerta de la habitación abierta (en esta edad ya podría, dentro de lo posible, tener su propia pieza)

 

- Dele confianza y acarícielo durante el día

 

- Cree una rutina de acostarse que sea tranquila, agradable y en horario fijo

 

- Si llora durante la noche no se precipite para atenderlo. Mantenga un tono de voz tranquila para arrullarlo a poca distancia

 

- Calme de inmediato al niño si tiene pesadillas o terrores nocturnos

 

- En caso de enfermedad esto se modificará, pero debe reiniciarse lo antes posible

 

 

 

PAUTA DE DESESPERACION : (para aquellos casos en que lo anterior no se hizo o no funciona) Basada en recomendaciones del doctor T. Berry Brazelton.

 

- Para tener éxito en esta pauta deben estar de acuerdo ambos padres

 

- Revisen las actividades diarias del niño, en especial las siestas. Un niño mayor de un año no debería dormir más de una o dos horas en el día e idealmente no después de las tres de la tarde. Si es mayor de dos años, ya no la requiere

 

- Establezcan hábitos relajantes en el momento de ir a la cama. Si tiene edad suficiente hablen de las medidas que van a emplear para ayudarle a que duerma toda la noche

 

- Eviten juegos excitantes antes de acostarlo. Ver televisión o el uso de pantallas electrónicas no es bueno. Prefiera el baño seguido de un cuento.

 

- Persistan en lograr que el niño se duerma solo al dejarlo en la cuna. No lo haga dormir en brazos o amamantando. Espere a que esté tranquilo y entonces déjelo en su cama

 

- Permanezca cerca para que logre su propio ritual. Dele su objeto favorito o sus propios dedos. Acarícienlo en forma tranquilizadora pero firme. Si protesta asegúrenle que es capaz

 

- Permitan que el niño tenga un objeto preferido particular, un pañal de tela, almohadita o un juguete que le servirá de auto consuelo. En el caso de juguetes es preferible que sea uno solamente y no tener la cama llena de ellos lo que parece diluir su efecto

 

- Despierten al niño antes de acostarse Uds. En ese momento pueden repetir el ritual previo: hablarle, acariciarlo e incluso darle algo de comer. De ese modo Uds. se sentirán más tranquilos en cuanto a que han hecho suficiente. Por el riesgo de favorecer caries dentales no se debe emplear la mamadera para que se duerma

 

- Prepárense para que el niño despierte y los llame cada tres a cuatro horas durante la noche. En ese momento acudan a su lado y efectúen la mínima intervención. Si lo han estado tomando en brazos para mecerlo no lo hagan. Lo deben acariciar y tranquilizar, pero en la cuna. Permanezca a su lado y dígale que él puede volver a dormir por si mismo.

 

- Después de un período de acudir cada vez, empiecen a quedarse fuera de la habitación y háblenle desde lejos. Expliquen que están cerca y lo quieren, pero no van a ir. Recuérdenle su objeto favorito.

 

- Por último, déjenlo que pruebe sus propios recursos. Esperen lo menos 15 minutos antes de acudir. En ese caso repitan el procedimiento en forma tan indiferente como sea posible acercándole su objeto de apoyo.

 

 

Consideraciones finales

 

Tal como ya hemos dicho en las pautas de llanto, es necesario insistir en que no existe una manera única y correcta de enfrentar el sueño infantil. Lo que los padres decidan de común acuerdo y que les sirva es correcto.

 

Esto puede ser permanecer con el niño en la cama o lograr que duerma rápidamente en su propia pieza toda la noche. Lo más importante va a ser el acuerdo y consistencia en la conducta de los padres.

 

 

 

 

 

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